
(Foto de El Sol de México)
Dos hombres jóvenes llenan un tambo de combustible de forma ilegal en el Edo. de México
La gente tiene una tendencia impresionante a entrar en pánico en situaciones que no ameritan reacciones precipitadas. Hay una razón por la cual las noticias no se pueden aventar a diestra siniestra; a la más mínima señal de desabasto de alguna materia, la ciudadanía transforma su rutina de compra en un acaparamiento de bienes digno de un apocalipsis hollywoodense. Asimismo, la divulgación de información (sea abiertamente falsa o no) tiene al aliado más peligroso del siglo XXI: la ignorancia; cualquier señor o señora miembro de su grupo "Familias Cristianas Anti-Sectas de Anime" puede compartir supuestas noticias y automáticamente confiar en su supuesta veracidad.
Cuando empezó el caos de la gasolina en México, específicamente el cierre de los ductos en enero y el consecuente caos vial que duró poco más de dos semanas, las personas no tardamos en prender el switch anti-AMLO (o anti-Morena, o anti-Pemex, o anti-persona con poder, anti-mafia, etc.). Otros, gracias a Zeus, se dedicaron a tomar nota de la información disponible sobre los antecedentes de Petróleos Mexicanos y declaraciones de personas como la Secretaria de Energía del Gobierno de México, Rocío Nahle.
Entre algunas de las cosas que mencionó a Fortune, dijo que "hubo un error de Pemex en la logística de distribución de gasolina y diesel a través de pipas, lo que llevó al desabasto en varias localidades de México" (Pérez. 2019). Ese mismo frío miércoles 9 de enero, en una artículo diferente publicado en Forbes reiteró "que el país no tiene problemas de desabasto de gasolinas sino de distribución y que las 74 terminales de Pemex fueron llenadas desde el 20 de diciembre" (Celis, Navarro, Linares. 2019). Siento la inclinación a repetir la frase de Oprah, y preguntarle, ¿cuál es la verdad? Son pequeñas discrepancias como estas las que hacen dudar al pueblo mexicano, puesto que estas discordancias entre lo que se dice versus lo que se hace muestra un malentendido dentro del mismo gobierno, la información que tienen y la que nos dan.

Claro que el problema va más atrás, puesto a que la raíz del infortunio de la crisis gasolinera en 2019 remonta en los inicios de Pemex, cuando era la única empresa con control y acceso al combustible en México; desde que se construyeron las tuberías, las gasolineras, las refinerías y toda la infraestructura que se ha visto afectada por el robo de la gasolina, podemos entender que hubo problemas en los cimientos de este monopolio mexicano. Adrian Calcaneo, consultor en Texas y EE.UU. para empresas de energía especializadas en hidrocarburos, publicó en su Twitter que, resumido el asunto, "la suma de deficiencias sistémicas en el aparato operativo de PEMEX –producto del mal manejo que ha tenido históricamente–, más la falta de un plan estratégico antes de ejecutar el cierre de ductos por parte del Gobierno de México" (Ecoosfera. 2019) dieron pie a los eventos de enero. Como dice el dicho, árbol que nace torcido jamás endereza su rama; en este caso, el leñador intenta enderezar la rama cortando el imponente roble desde la raíz, con la esperanza de que al unirlo con el tronco al final crecerá mejor que antes.
Mi conflicto con la decisión del gobierno de detener el huachicoleo no es que estén tomando acción, si no que el método carece de planeación apropiada. Solo se requiere una pizca de sentido común para prever que el problema del hurto de combustible no se puede solucionar en una semana; si no era una pobre distribución de pipas de gasolina, iba a ser las compras de pánico, o el aumento de delincuencia en gasolineras, los accidentes causados por autos detenidos sin gas, etc. El "querer " detener el crimen es una cosa, el "poder" a través del "cómo" tendría que evitar la pérdida nacional de 18,000 millones de pesos (Escamilla. 2019).
Debemos recordar que, aunque no se justifica el robo de nada, es muy raro que esté fundamentado en maldad pura de villana de telenovela. La gran influencia detrás de este tipo de crímenes como el huachicoleo viene de una necesidad; desconocemos si es una necesidad de gasolina, de comida, de dinero, de trabajo... No podemos preguntarle a cada individuo que haya robado algo de gasolina o procurado hidrocarburos de forma no-oficial cuál fue su motivación, pero si podemos asumir que no van a sitios donde las explosiones son una amenaza simplemente porque eso decidieron hacer ese día. Como fue el curioso caso catastrófico de Tlahuelilpan, Hidalgo; curioso porque este tipo de explosiones no son una rareza en México, pero bajo el reflector de la inconformidad ciudadana con su gobierno por la poca o pésima distribución de gasolina, los medios abarcan hasta la última nota de este accidente. Catastrófico porque demasiadas personas perdieron la vida, y si no se detiene por completo el huachicoleo, habrá más nombres por agregar a la elegía nacional.
Y nuestro presidente tampoco escogió combatir este crimen de forma repentina, puesto a que en Abril del 2018, previo a las elecciones, dijo en Nayarit que una de sus muchas metas era bajar el precio de la gasolina. Dijo que "`[...] vamos a rehabilitar las seis refinerías que tenemos, vamos a construir dos grandes refinerías en el Golfo de México y vamos a producir en México las gasolinas, y vamos a tener energía eléctrica suficiente, y gas, todos los combustibles, y vamos a bajar los precios de las gasolinas, del diésel, del gas, de la luz, ese es el compromiso que vamos a convertir en realidad" (Monroy.2018). Desde antes de que se tuviera confirmada su posición como Presidente de México, el entonces candidato tabasqueño tenía intención de atacar este conflicto de forma directa, admitiendo que aunque el costo sería elevado y difícil de completar, y que le tomaría por lo menos dos años antes de ver un resultado. Nos hace cuestionar si su decisión de iniciar su sexenio por medio de el alto al huachicoleo fue con un plan para manejar la crisis durante esos dos años, o si tendrá motivos que desconoce el público en general.
(Foto de El Economista) AMLO dirigiéndose a sus seguidores en Compostela, Nayarit en abril 2018.
No ignoremos lo que sucede en todo el país por limitarnos a nuestra experiencia personal, sea cual sea: estudiante, trabajador, ama de casa, etc. Es nuestra responsabilidad intentar ver la fotografía completa de México de la misma forma que vemos las de nuestro planeta tomada por satélites: vivimos realidades distintas pero todos bajo el mismo techo verde, blanco y rojo. No se trata de satanizar o canonizar a López Obrador, pero sí de cuestionar si lo que vemos en las noticias es siquiera la punta del iceberg correcto; queda en nuestras manos preguntarnos si queremos terminar como una secuela mexicana de Mad Max, o si estaremos preparados para defender nuestra patria de cualquier enemigo.
Con Información De: Forbes, Ecoosfera, Vanguardia, Arena Pública, BBC, El Economista
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