Ir al contenido principal

El año es 2037 y tenemos Frozen 3, Misión Imposible 9 y Star Wars Episodio XI

Hay un virus que plaga las salas de cine, los anuncios en YouTube, los espectaculares de las ciudades y los trending topics de Twitter: por novena ocasión, la obra maestra de Lucasfilm regresa a la pantalla grande para traernos el nuevo episodio de La Guerra de las Galaxias. Esta cinta es la continuación de la nueva rama de esta franquicia de ciencia ficción, la cual fue traída de nuevo a la luz en 2015 con el estreno del episodio VII. El despertar de la fuerza no fue parte del plan original del director George Lucas, puesto a que a 10 años del último lanzamiento de una película de este mundo espacial, los creadores y el nuevo director, J. J. Abrams, vieron una ventana de oportunidad para traer a la saga de Luke Skywalker a la modernidad. Aunque fue bien recibida por el público, tanto por las reseñas positivas como su ganancia en taquilla, existen quienes dudan antes de apasionarse por la nueva historia de Rey, Finn y Kylo Ren. Esto es porque, como ha sido el caso a través de los años, los fanáticos de franquicias, películas de culto y obras maestras no siempre ven estos regresos como oportunos o necesarios. Recientemente, Hollywood ha entrado en un espiral de secuelas no planeadas, nuevas versiones de clásicos de antaño y una serie de re-interpretaciones de sobra de sagas populares.

VIDEO- Secuelas y Franquicias

Rey (Daisy Ridley) y Han Solo (Harrison Ford) en la película de Star Wars: The Force Awakens (Foto: Lucasfilm/Disney)

     Cabe aclarar que este no es un fenómeno que apareció de repente, puesto a que desde el re-lanzamiento del personaje de El Hombre Araña en más de 3 ocasiones o el regreso de Vito Corleone en El Padrino II, la cultura del cine tiende a reutilizar material y producir continuaciones que agregan valor, interés y dinero al estudio. Aquí entra el verdadero conflicto de estos “reboots” (reinicios), puesto a que poco a poco los multimillonarios como Paramount, Lionsgate, 20th Century Fox y especialmente Disney, dirigen estas producciones por el camino del dinero y no por el valor de la producción. No debemos condenar a estas empresas por hacer exactamente lo que les toca, que es traer inversiones a proyectos que seguramente traerán una buena imagen y retorno económico, pero tampoco debemos perdonarles cada película que sea simplemente una versión remasterizada de lo que alguien más trabajó. No es una escala en blanco y negro, gracias a que cada cinta que revive los grandes personajes como Mary Poppins o Superman tienen su valor individual; es solo que se debe analizar críticamente si su proyección es una necesidad o una vanidad.

     Tomemos un ejemplo positivo, como fue A Star is Born (Nace una estrella), la cuarta versión que se ha hecho del clásico de 1937. La cinta del 2018, protagonizada por la cantante Lady Gaga y el actor Bradley Cooper es reconocida como una de las grandes obras del año y quizá una de las mejores películas sobre la música y las estrellas de rock; ha sido comparada con el éxito de Almost Famous (Casi famosos) y se espera que se lleve el Oscar en por lo menos una de las 8 nominaciones que tiene. Esta obra de arte moderno es el perfecto ejemplo de cómo se debe revivir una película: con un giro distinto, un equipo de producción creativo y una visión relevante a lo que se vive actualmente. Desde las canciones, la cinematografía, la actuación y la historia en sí, al público y al estudio le quedó en claro que revivir A Star is Born fue la decisión correcta.

Lady Gaga interpretando a Ally en la cinta Nace una estrella (Foto: Neal Preston/Warner Bros.)

     Un ejemplo negativo sería la película de los Cazafantasmas del 2016, que decidió hacer un cambio radical al construir el mismo equipo que eliminaban espectros con un elenco exclusivamente de mujeres. Personalmente, esta película me pareció un buen paso al darle a muchas niñas una versión distinta de modelos a seguir; estas nuevas Cazafantasmas fueron una ventana de oportunidad para que niñas jóvenes se inspirarán a seguir un camino en la ciencia y no solo de princesas. Objetivamente, esta no fue una obra maestra del director Paul Feig (Damas en Guerra, Mad Men); con un recibimiento total de aproximadamente $180 millones de dólares a nivel mundial, lo cual le causó una pérdida de $70 millones de dólares a su presupuesto inicial. Las críticas la llamaron un fracaso, puesto a que decían que los chistes infantiles y la trama poco llamativa no le hacía un homenaje digno al clásico de los años ochenta. 

     No podemos dejar a la gran empresa de Disney fuera de esta ecuación, siendo que ellos son los que en años recientes se han llevado la corona en adaptaciones de sus clásicos. Desde que anunciaron una serie de películas que serán revividas como “live action films” (películas de acción en vivo; es decir, con actores humanos en lugar de dibujos animados). Estos anuncios emocionaron a los amantes de esta compañía, simultáneamente molestando a otros que dudan de la necesidad de rehacer tramas ya conocidas. Se ve menos como una decisión creativa y exploratoria y más como un intento de ganar aún más dinero; tanto las versiones adaptadas de La Cenicienta, La Bella y la Bestia, El Libro de la Selva, como las secuelas redundantes de Piratas del Caribe, Monster’s Inc., Buscando a Nemo y muchos más. Esta compañía monstruosamente poderosa, dueña también de la saga de La Guerra de las Galaxias y la línea de superhéroes de Marvel, abusa del contenido que controla y lo explota para sacarle cada moneda a quienes llevan adorando el imperio de Walt por generaciones. La guionista Linda Woolverton (Alicia en el país de las maravillas y Maléfica) no se sentía emocionada por el proyecto de El Rey León que saldrá a mediados de 2019, ya que ve la falta de apego por la historia original como una muestra del poco respeto que los nuevos escritores le tienen a los antiguos. 

AUDIO- El regreso de Elsa y Anna en Frozen 2

     A final de cuentas, no estamos enfrentándonos a un fenómeno completamente desconocido, pero como cualquier presa a punto de desbordarse, el cine moderno tampoco puede excederse de contenidos que ya conocemos al grado de ahogarnos en “remakes” (nuevas versiones). Existen tantos libros populares, tantas ideas de creativos con propuestas excelentes que merecen una plataforma para contar esas historias; lo único que le hace falta a los talentos es alguien que les dé esa oportunidad, en lugar de recoger los pedazos de otros trabajos para enmascararlos como novedades.


Con información de: Forbes, Solid Line Media, Cinema Jam, Hollywood Reporter, El Observador.

Comentarios

Back to Top