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Hasta en la tierra de kiwis hay violencia

- Nueva Zelanda es un país caracterizado por su gran panorama de naturaleza y sociedad segura, pero esto fue destruido gracias a un ataque terrorista 
- La libertad de prensa implica que en ocasiones habrá quienes abusan de las plataformas digitales 
- La difusión de mensajes de odio puede llevar a ataques consecuentes
- Los ciudadanos neozelandeses también quieren proteger su derecho a portar armas

por Ana Regina Glez.

El tiroteo del pasado viernes 15 en Christchurch es el ataque más reciente que se une a una lista creciente de masacres con incentivos de odio y uso de armas de fuego; si bien para algunas naciones no es un hecho extraño, es sumamente inusual en un país tan ajeno a este tipo de violencia. Nueva Zelanda tiene una población pequeña comparada a otros países con índices de violencia altos y esto también ha apoyado a la limitación de incidentes y violencia; es así como resalta este ataque aún más al ser un caso tan aislado en la isla.

Nueva Zelanda es un país que resalta por su belleza natural, puesto a que es una nación altamente codiciada por directores de cine que buscan aprovechar las locaciones espectaculares de sus valles y montañas. Es un lugar donde la cifra pequeña de población puede convivir en paz, prácticamente alejados del caos que atormenta a los grandes continentes. Esta tranquilidad con la que han vivido por generaciones fue rota por un atentado en la comunidad de Christchurch, cuando un supremacista blanco entró a dos mezquitas con un rifle automático y disparó a todos los religiosos congregados. Este atacante es uno más entre los personajes violentos que, gracias a las leyes laxas en cuanto a control y regulación de venta de armas de fuego, han podido adquirir rifles de alto calibre que usaron en ataques a iglesias, conciertos y escuelas. 

CARTÓN:  

No sólo es la ideología racista de la supremacía blanca la que ha impulsado este tipo de atentados, siendo que distintos atacantes presentaron una miríada de razones para agredir y matar a gente común. El atacante de Nueva Zelanda publicó un manifiesto en el cual establece ataques previos que lo inspiraron; usó palabras anti-islamistas e ideologías fascistas y mencionó que apoya las creencias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. También puso en la plataforma de Facebook un video en vivo, el cual grabó con una cámara atada a su cabeza y transmitió por más de 17 minutos continuos antes de que los visitantes reportaran el contenido a la policía. Estas conductas presentes en la dinámica de este tirador y otros terroristas es una nueva forma de adaptarse al mundo del siglo XXI, porque aprovechan la interconectividad del Internet para difundir sus ideales a más gente.


Asimismo, la gran cobertura que le dan los medios a estos personajes es exactamente lo que quieren, porque no es raro que existan imitadores que observan las acciones violentas de otros y deciden actuar. Algunos medios británicos que publicaron el manifiesto de 84 páginas rápidamente lo eliminaron, concientizando a sus oyentes sobre el peligro del exceso de difusión de detalles del ataque. No es necesariamente una forma de censura por parte de los medios, si no un cuidado necesario en la época digital, porque a pesar de que es su trabajo reportar la información de forma completa y transparente al mundo, también se debe considerar las reacciones que podrían tener otros extremistas al ver cada detalle explícito del tiroteo. 


La misma gente de Nueva Zelanda puede ver estos patrones de comportamientos e ideologías anti-islam, como comentó el maestro Jonny P. Nacido en Nueva Zelanda, vivió ahí hasta los 24 años antes de mudarse a México y nota que aunque sí había una especie de separación entre “clases” y grupos étnicos, nunca fue suficiente para incitar ese grado de violencia. Los mismos números recopilados por la policía de Nueva Zelanda muestran que los homicidios anuales por armas de fuego no superan los dobles dígitos; a pesar de conflictos o desacuerdos entre gente de origen nativo o maorí y personas con ascendencia europea, nunca sobrepasó los comentarios ofensivos. Este mismo pensamiento es el que está preocupando a los demás ciudadanos, puesto a que quienes poseen armas han hablado sobre su inconformidad con los cambios a las legislaciones que se está haciendo gracias a la Primer Ministro de este país. Las personas han ido a las redes sociales como Twitter para demostrar tanto su desacuerdo con el cambio de las leyes como el enojo hacia los que defienden al asesino; sobre todo ciudadanos de EE.UU. que están en contra de la venta de armas en su país, que aplauden las acciones inmediatas del gobierno neozelandés para erradicar este tipo de violencia. 

INFOGRAFÍA

La violencia por armas de fuego solo necesita un pequeño empuje para iniciar una cadena de desgracias que irrumpe la tranquilidad de una comunidad; a pesar de la paz relativamente constante en Nueva Zelanda, el reciente ataque a una mezquita, en el cual fallecieron 50 personas mostró una nueva cara de este país ante una sociedad conectada digitalmente. Si bien los medios han intentado cubrir el evento de la forma más respetuosa para las víctimas, es difícil caminar una cuerda floja que oscila entre la libertad de prensa y la propagación de mensajes de odio. Es un momento difícil para los neozelandeses en el cual deberán recuperarse de este golpe fuerte a su seguridad; sin embargo, también está en sus manos mostrarle al resto del mundo el cambio que se puede y debe hacer en estas situaciones para garantizar el bienestar una vez más. 



REFERENCIAS




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