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Cindy La Regia: inesperadamente feminista

¿Reviviendo este blog con un artículo sobre la película mexicana que emociona a la mitad y enfurece a la otra? No hay mejor tema del cual escribir que de la controversia, aunque ésta es lejos de ser la nota más alocada del Internet. 

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El pasado viernes estrenó la cinta Mujercitas de Greta Gerwig, a la par de Cindy La Regia; ambas son polarmente opuestas en todos los aspectos posibles, sin embargo, me ganó la curiosidad (y el hecho de que mis papás invitaran los boletos y las palomitas) y fui a ver la segunda. Entré casi con vergüenza a la sala, hasta agaché la cabeza cuando la señorita de la caja confirmó nuestros asientos para "CINDY LA REGIA A LAS 6:50, ¡DISFRUTE SU FUNCIÓN!", (en serio, esa señorita gritó con más ganas el nombre de la película como si estuviera declamando a los Cuatro Vientos). Pensaba que yo y los demás sentados en las sillas de la sala 1 teníamos mil y una vidas distintas y aún así, la vida nos llevó a tomar la misma decisión de ver una película de comedia mexicana medio prometedora un viernes por la noche.

Digo medio prometedora porque yo entré con mis propias expectativas y prejuicios; he visto suficientes "comedias" superficialmente burdas y pésimamente producidas películas mexicanas, así que no sabía que esperar de una cinta sobre una blogger de Monterrey. Habiendo tantos temas que tocar sobre México, problemas serios como la violencia de género, la falta de medicamentos, la violencia hacia los migrantes... ¿En verdad alguien se sentó y dijo "hablemos de una chica privilegiada y blanca de San Pedro y sus problemas primermundistas"? Pues sí. Pero iba con la mente abierta, porque uno nunca sabe cuándo la vida los va a sorprender.

Y vaya que me sorprendí.

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No, Cindy La Regia no va a ser galardonada con ningún premio que merezca mención; no es la mejor película del año, ni supera al gran éxito que fue la poderosísima Nosotros Los Nobles (el que entendió, entendió). Lo que sí es que fue una grata sorpresa en la que me reí, entendí referencias y sobre todo, salí con un mejor sabor de boca que con el que entré, aunque eso en parte se debe a las palomitas. Cindy es casi como cualquier mujer estereotípicamente regiomontana de clase media-alta: superficial, privilegiada, bonita y que pasa más tiempo preocupándose por casarse que por hacer algo diferente con su vida. La película sigue a esta chica mientras se da cuenta de que esas expectativas que tiene son un reflejo de su entorno y no de sus anhelos reales; necesitaba salirse de su pequeñísima provincia (sí, norteños, Monterrey SÍ es provincia, supérenlo*) para ver que el mundo iba más allá del Cerro de la Silla.

Lo que fue sorprendente es que la película muestra temas que, personalmente, nunca había visto que se tocaran en una comedia romántica sin un tono de burla: desde una pareja de lesbianas que buscan formar una vida juntas, el placer femenino y cómo las mujeres se conforman con hombres que no saben causarles placer, el acoso hacia las mujeres en las calles e el inherente sexismo al que se enfrenta Cindy todo el tiempo por ser "la regia". Al final, (¡spoiler alert!) el hecho de que Cindy hallara el amor mas no con un anillo en mano, nos dio a entender que por fin había encontrado que su búsqueda no era por un marido, si no por algo y alguien que la llenara de felicidad real. Fue a través de nuevas experiencias de trabajo bajo una dictadora/editora, citas con hombres atractivos y machistas hasta los dientes y aceptación propia que esta joven de 24 años abre los ojos a la realidad.

Aún mantiene elementos... pues vaya, superficiales; no olvidemos que las broncas de Cindy son realmente pequeñeces, instaladas para crear conflictos típicos de películas así y no son un reflejo de una lucha contra  el estilo de vida en la CDMX. Pero cuando sabes lo que se siente ser de fuera del Estado de México y la capital, que al llegar te causa un culture shock muy peculiar, te hallarás riendo hasta a carcajadas con las referencias que hace Cindy en la CDMX. Sobre todo, saldrás con una imagen distinta de la cinta de lo que parecía ser versus lo que fue, porque Cindy resultó tener más substancia que una Barbie norteña y su historia tiene más corazón que No Manches Frida 1 y 2 (ya liberen a Martha Higareda de Frida, por favor). Y sí, en provincia le decimos a las mamás de los amigos, "tía".

Rating final: 8/10

*Opinión de una chilanga que vivió un buen cacho de su vida en Guadalajara, tómenlo a la ligera.



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